Y así la primavera terminó en Estados Unidos, trayendo el majestuoso verano. Después de vivir tantos años en el trópico, donde no hay estaciones como las del norte, me sorprendió cuánto me gusta ver el pasar del tiempo reflejado en los árboles y flores. Algo rítmico, tranquilo, seguro. Fuimos a la playita del Potomac este fin de semana (fotos abajo) — ya está abierto para la temporada, como todos los años, lo mismo.
Estabilidad y continuidad son las cosas que uno más busca cuando ya te estás poniendo un poco más viejo; ya cuando el final del viaje es más cerca que el inicio — ya cuando has recorrido un largo camino y lo que queda es pensar, refleccionar y de vez en cuando escribir.
El tiempo hace que el pasado también es seguro; fijo e incambiable, lo que paso (bueno y malo) paso y ya no amenaza ni da miedo. Las memorias de cosas hechas, que no quiero repetir pero estoy inmensamente feliz que los hice, dando vida al futuro y tranquilidad sabiendo que no perdí nada en mi junventud que necesito recuperar ya de mediana edad.
Aqui hay algunas fotos, si les interesa. Empieza otro verano, de vuelta en casa. Y eso es bueno.
Buenos días es un placer recibir su correo le deseo feliz díaSaludos desde CubaJorge Luis OlivaEnviado desde mi Galaxy
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Saludos
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